Carlos Marentes
Hace 129 años falleció el pensador social más importante en la historia de la humanidad: Carlos Marx.
En un discurso ante su tumba, en el cementerio de “Highgate” en Londres, su compañero Federico Engels dijo:
“El 14 de marzo, a las tres menos cuarto de la tarde, el más grande pensador de nuestros días dejó de pensar. Apenas le dejamos solo dos minutos, y cuando volvimos le encontramos dulcemente dormido en su sillón –pero para siempre. Es inestimable la pérdida para el proletariado militante de Europa y América y para la ciencia histórica. El vacío creado por la ausencia de este portentoso espíritu pronto se dejará sentir.”
Marzo 17, 1883
Marx había nacido el 5 de mayo de 1818 en Trier, Prusia (hoy Alemania), en el seno de una familia judía de la clase media. Su padre fue abogado y empleado del gobierno y su madre era una mujer culta originaria de Holanda. Marx estudió filosofía, economía y leyes y desde muy joven empezó a desarrollar su crítica al sistema capitalista.
Utilizando la filosofía, la economía y la historia, Marx desmenuzó al sistema capitalista y lo puso en su lugar. Marx demostró como la historia de la humanidad hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases y como bajo el sistema capitalista, las dos clases principales están formadas por los patrones y los trabajadores, cuyos intereses son antagónicos.
Los patrones son los dueños de los medios de producción (las fábricas, la maquinaria, la tierra, los recursos naturales, etc.) y los trabajadores no tienen nada más que su fuerza de trabajo. Entonces los trabajadores venden su fuerza de trabajo al patrón. Los patrones, es decir la clase capitalista, se apropian de los medios de producción de muchas formas, la principal es a través de las guerras de ocupación. Mientras que los trabajadores, que en su mayoría vienen del campo y son despojados de los medios para su existencia, no pueden producir las cosas que necesitan para vivir, por eso tienen que vender su fuerza de trabajo a los patrones.
Al echar a andar los medios de producción, los trabajadores crean la riqueza que va a parar a los bolsillos del patrón. El trabajador produce mercancias y solamente recibe un salario que le permite vivir para volver a regresar al día siguiente a trabajar. El trabajador crea la plusvalía, es decir tiempo de trabajo no remunerado. Y esta plusvalía que resulta del valor creado por el trabajador, crea también riqueza o más bien dicho, permite la acumulación de capital. La mayor acumulación de capital, que es como la sangre que circula y mantiene vivo ese organismo (sistema) llamado capitalismo, la mayor explotación y opresión del trabajador. En otras palabras, entre menos sueldo recibe y entre más trabaja, entre más mercancias produce, y más baratas, el patrón obtiene más riqueza o más ganancias.
Marx lo explica así en sus Manuscritos de Economía y Filosofía de 1844:
“El obrero es más pobre cuanta más riqueza produce, cuanto más crece su producción en potencia y en volumen. El trabajador se convierte en una mercancía tanto más barata cuantas más mercancías produce. La desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valorización del mundo de las cosas. El trabajo no sólo produce mercancías; se produce también a sí mismo y al obrero como mercancía…”
Por lo tanto, los intereses de los patrones, de los capitalistas, y de los trabajadores son distintos, se trata de dos clases sociales antagónicas. La existencia de los primeros se finca en la miseria y la opresión de éstos últimos. Entonces, los trabajadores tienen que luchar para cambiar este sistema donde un puñado de patrones se enriquecen con el esfuerzo de su trabajo, por un sistema donde sea abolido el trabajo asalariado y los medios de producción no estén en manos de una sola clase.
Esta es la base de lo que se llama el pensamiento marxista.
En la actualidad la situación del pueblo trabajador cada vez es más difícil a pesar de toda la riqueza que produce. Por esto, el pensamiento de Carlos Marx aun sigue vigente. Aun sigue viva la propuesta de cambiar el sistema para que los medios de producción sirven para el bienestar de todos y no solamente para eso que hoy se llama el uno por ciento, es decir, para la clase capitalista.
Nadie puede volver a dormir tranquilo cuando entiende la plusvalia. Todas las ensonhaciones toman su justo lugar en la realidad material y el mundo deja de ser lo que habia sido. gracias, companhero Karl Marx!